domingo, 28 de abril de 2013

7. Evolución del realismo social


El Realismo Social es un movimiento que surge en la  posguerra. Fue un género literario que correspondió a la segunda generación novelística de la posguerra (la primera es el Tremendismo).
Se inicia en España durante los años 50 y por eso también se la conoce como la generación de medio siglo.
El tremendismo se caracteriza por una crudeza en la narración y en la trama.
El lenguaje es duro, las escenas brutales y grotescas, y los personajes viciosos, obsesivos y violentos.

Los principales autores de este movimiento fueron:





· Carlos Muñiz: Fue uno de los hombres más destacados de la llamada "Generación Realista" siguiendo las huellas de Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo con quienes mantuvo siempre buena amistad, siendo este último el autor que más le animó a continuar escribiendo.








· Lauro Olmo: Nació el 9 de Noviembre de 1922 en O Barco de Valdeorras. Autor de libros de poesía, cuentos y novelas, destacándose sobre todo como autor de teatro popular.















· Martín Recuerda: Dramaturgo heredero literario de Valle-Inclán y García Lorca, nacido en Granada   en 1926.
· Buero Vallejo y Alfonso Sastre.














Sus características fundamentales son:
- Representación objetiva de la realidad
- Clase media como protagonista
- Búsqueda de la verosimilitud, que las novelas parezcan reales.
- Descripción, para ello utiliza: adjetivos, comparaciones, metáforas, enumeraciones, etc.…
- Lenguaje sencillo, sobrio y preciso.
- Observar y describir objetivamente la sociedad de la época.
- Los protagonistas son individuos analizados psicológicamente de manera muy exhaustiva, de modo que el lector conoce hasta los más íntimos recovecos de su alma. Narrador omnisciente, puede incluir comentarios suyos o objetivo.

-El estilo sobrio, preciso y elaborado. Como se pretende reflejar la realidad de modo verosímil aparecen diferentes registros lingüísticos, acordes con el habla de los personajes.
A finales de los años 50 y en los 60, continúa haciéndose un teatro crítico, pero la mayoría mantiene el espíritu del realismo crítico. Se alejan de la estética realista, ya que tienden hacia un teatro más alegórico, expresionista o de farsa.

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